sábado, 27 de junio de 2009

Una herencia y su historia de Ivy Compton-Burnett

En la divertida novela de Alan Bennett "Una lectora nada común"(xxxx) cuenta:

La reina estaba leyendo un texto sobre las Brontë pero piensa que para conciliar el sueño necesita otra cosa. Encuentra un libro de Ivy Compton-Burnett, un libro duro de roer y recordaba que casi se había quedado dormida cuando había tratado de leerlo anteriormente.

Ni por asomo: la novela que había encontrado lenta ahora le parecía de un dinamismo refrescante, seca aún pero de un modo cáustico. Leyó la novela con placer y sin tropiezos, riéndose de observaciones que apenas pretendían ser jocosas. Y a través de todo el texto oía la voz de Dame Ivy, nada sentimental, severa y juiciosa.

Aunque no se dice el título de la obra que está leyendo la reina, creo que es totalmente aplicable a "Una herencia y su historia"(1959), que sin duda te puede tumbar o gustar como ha sido mi caso y llegar a calificarla con xxxx.

La acción se desarrolla en una mansión Eduardiana donde aistimos a un dramático choque con sordina de las debilidades humanas.

Esta escritora inglesa (1884-1969) perteneció a una familia de doce hermanos, ocho de ellos chicas, que nunca se casaron. Su vida literaria empieza en 1925 llegando a escribir veinte novelas con estilo y temática semejantes: una mezcla de Oscar Wilde, Wilkie Collins y Sófocles y
algo de P. G. Wodehouse según Michael Dirda célebre crítico del Washington Post.

En la novela apenas se dibuja el ambiente donde se desarrolla la acción y tiene anotaciones mínimas en la descripción o estado anímico de sus protagonistas que sin embargo no cesan de hablar, en contínuos diálogos nada teatrales.

Este libro, que está a vuestra disposición, fué editado por Lumen en el 2007 (286 pag.) con un estupendo prólogo de Natalia Ginzburg.

Un abrazo

Rafa

lunes, 22 de junio de 2009

Octavio Paz. Ensayo sobre la obra de Lévi-Strauss

El título completo del libro es: "Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo", editado por Seix Barral/Biblioteca breve en 140 páginas. Octavio Paz (México 1914-1998) escribe este ensayo en 1967, tras la lectura de varias obras del famoso antropólogo francés Claude Lévi-Strauss (1908)
Un pequeño ensayo que me ha sorprendido favorablemente y que recomiendo a los interesados en remover un poco sus conocimientos sobre la especie. Octavio Paz escribe con cariño y admiración sus reflexiones sobre la obra de Lévi-Strauss a quien admira. Desconocía yo que Octavio tuviera estas inclinaciones y le hacía más poeta y novelista que ensayista, de aquí la sorpresa.
Leí en su día con cierta dificultad "El Pensamiento Salvaje" de Lévi-Strauss. Me siento satisfecho al ver que entendí lo mismo que Octavio si bien no en la extensión y profundidad que lo hace este. Sospecho que si hubiera pretendido entender en su totalidad los ensayos que he leído no habría leído muchos de ellos.

Me ha gustado muchísimo el capítulo en el que trata de las artes. En cuanto a la poesía dice:

La «frase poética», unidad rítmica mínima del poema, cristalización de las propiedades físicas y semánticas del lenguaje, nunca es un querer decir: es un decir irrevocable y final, en el que sentido y sonido se funden.
El poema es inexplicable, excepto por sí mismo. Por una parte, es una totalidad indisociable y un cambio mínimo altera a toda la composición; por la otra, es intraducible: más allá del poema no hay sino ruido o silencio, un sinsentido o una significación que las palabras no pueden nombrar. El poema apunta hacia una región a la que aluden también, con la misma obstinación y la misma impotencia, los signos de la música. Dialéctica entre sonido y silencio, sentido y no sentido, los ritmos musicales y poéticos dicen algo que sólo ellos pueden decir, sin decirlo del todo nunca. Por eso, como la música, el poema «es un lenguaje inteligible e intraducible». Subrayo que no sólo es intraducible a las otras lenguas sino al idioma en que está escrito. La traducción de un poema es siempre la creación de otro poema; no es una reproducción sino una metáfora equivalente del original.
En suma, la poesía trasciende al lenguaje porque transmuta ese conjunto de signos móviles e intercambiables que es el lenguaje en un decir último. Tocado por la poesía, el lenguaje es más plenamente lenguaje y, simultáneamente deja de ser lenguaje: es poema.
Y más adelante:
De nuevo poeta y lector son momentos de una misma operación; después de escrito el poema, el poeta se queda solo y son los otros, los lectores, los que se recrean a sí mismos al recrear el poema. La experiencia de la creación se reproduce en sentido inverso: ahora el poema se abre ante el lector. Al penetrar en esas galerías transparentes, se desprende de sí mismo y se interna en «otro él mismo», hasta entonces desconocido. A un tiempo el poema nos abre las puertas de la extrañeza y del reconocimiento: yo soy ése, yo estuve aquí, ese mar me conoce, yo te conozco, en tus pensamientos veo mi imagen repetida mil veces hasta la incandescencia ... El poema es un mecanismo verbal que produce significados sólo y gracias a un lector o un oyente que lo pone en movimiento. El significado del poema no está en lo que quiso decir el poeta sino en lo que dice el lector por medio del poema. El lector es ese «silencioso ejecutante» de que habla Lévi­Strauss. Es un fenómeno común a todas las artes: el hombre se comunica consigo mismo, se descubre y se inventa, por medio de la obra de arte.

Le pongo cuatro sobre cinco.

Un abrazo.

Diego

martes, 9 de junio de 2009

Desmond Morris. El Mono Desnudo. 1967

Un libro fundamental sobre el comportamiento humano que no sobre antropología que fue un éxito editorial de los años sesenta y que no había leído.

Desmond Morris es zoólogo y como tal escribe sobre el animal llamado hombre o como dice él, el mono desnudo. Muchos de los datos que aporta sobre este animal los desconocía, eso que tengo cierta afición al tema. Creo que es un libro que deberían leer en los colegios, aportaría sin duda a los alumnos una visión del género humano al margen de las glorias y la divinidad de la especie.
Algunos capítulos son muy buenos, por ejemplo el sexo, la crianza, y la exploración, pero he echado a faltar algo sobre el comportamiento de los monos desnudos frente a la muerte. Entre las cosas buenas que dice sobre nuestra especie desnuda copio esta:

"Entre todos los animales no especializados, los monos son quizá los más oportunistas. Como grupo, se han especializado en la no especialización. Y, entre los cuadrúmanos, el mono desnudo es el más oportunista de todos. Esta es, precisamente, otra faceta de su evolución. Todos los jóvenes monos son curiosos, pero el impulso de su curiosidad tiende a menguar al convertirse en adultos. En nosotros, la curiosidad infantil se fortalece y se extiende a nuestros años maduros. Nunca dejamos de investigar. Nunca pensamos que sabemos lo bastante para ir tirando. Cada respuesta nos lleva a otra pregunta. Este ha sido el más grande ardid de supervivencia de nuestra especie."

En resumen que me ha gustado mucho y os la recomiendo. A los padres jóvenes les recomiendo leer el capítulo sobre la crianza, esclarecedor de los lloros y las sonrisas de los infantes. Sus 270 páginas se leen con facilidad e interés. Le pongo un cuatro.

Un abrazo.

Diego