
La trama es la preparación de un acto terrorista con el que su íntimo amigo pretende incitar al protagonista a escribir su última novela.
Me he acordado de Rafa cuando el protagonista tiene que
decidir deshacerse de la mayor parte de su biblioteca, que incluye sus propias
obras. Vaya problema más gordo.
El lenguaje es muy frío y reduce la carga emocional de la
acción, de los pensamientos, y de los diálogos. Quizás esto sea debido al hecho
de que el traductor sea el japonés Terao Ryukichi, profesor de literatura
hispanoamericana.
El libro empieza y acaba mencionando estos versos del Gerontion de T. S. Elliot.
“¡Adios, libros míos! Tal como los ojos de los que están
destinados a morir, también los ojos imaginados deberán cerrarse algún día.
El hombre cuyo amor haya sido rechazado, se pondrá de pié.
Pero su creador se aleja caminando.”
Elliot
Le pongo **** y se la recomiendo a los que tengan paciencia
para leer. Personalmente voy a ver si encuentro una buena edición de poemas de Elliot.