Magnífica obra de teatro. Quizás la primera tragedia escrita (siglo V A.C.). Fundamental para conocer la cultura griega. Fundamental para conocer el destino del héroe de Troya, Agamenón, pastor de hombres.
Los verdaderos protagonistas de la obra son los coros, que cuentan la historia y expresan sus opiniones y sentimientos. Los personajes, Agamenón, su mujer Clitemnestra, sus hijos Orestes y Electra, Egisto amante de su mujer, Apolo, Palas Atenea, las furias, son necesarios para representar la obra pero el alma de la tragedia son los coros, somos nosotros los espectadores.
La versión de Juan R. Salas E. es excelente. Dos ejemplos. Primer acto, el coro habla de la vejez, versos en los que me he visto representado con mi cachaba:
Marchito va el follaje de la vida,
en tres piés apoyada, su camino
va la vejez decrépita siguiendo;
cual sueño que vagara en pleno día,
sin más fuerza que un párvulo se arrastra.
También en el primer acto, clama el coro ante lo inevitable del destino de Agamenón, un clamor que hay que imaginarselo en un escenario adecuado y con un buen actor declamando:
¡Oh Zeus, quienquiera seas, si te place
que tal nombre te den con él te invoco!
Pues a decir verdad, si de esta angustia
el vano peso sacudir deseo,
¿a quién he de clamar, si a ti no clamo?,
¿qué dios contigo compararse puede?
En cuanto a la violencia, Esquilo resume lo que será la marcha de la humanidad durante muchos siglos al hablar de la venganza que prepara Orestes por la muerte de su padre:
Es ley que nueva sangre
pida la sangre en tierra derramada.
Para vengar la muerte
la voz de Erinys a la muerte llama;
y al crimen sigue el crimen, y sigue a la venganza la venganza.
(Erinys es la diosa de la ira y la venganza)
O sea que le pongo cinco estrellas, por no ponerle alguna más. Estos griegos.
3 comentarios:
Me lo apunto. Me acuerdo que en la Odisea el laertiada fecundo en ardides se encuentra con las almas de los atreides (atridas) y le cuentan la pena de Murcia. La cosa promete.
Tengo un recuerdo sinsorgo (a lo mejor no vivido) de una Orestida adaptada por José Tamayo en las escaleras del Ayuntamiento.
Tengo la realidad de la preciosa novela de Alvaro Cunqueiro, que fue el Nadal del 68: "Un hombre que se parecía a Orestes".
Y como Peter me lo apunto para tratar de leerlo bajo el reinado de Cronos, y celebrar la rara felicidad del mundo primitivo, próximo al caos, y no oprimido por las reglas del orden y los avatares de la historia social.
(ver:Mitos de C.García Gual)
Rafa
Rafa, yo recuerdo a la misma compañía en la Plaza de Toros, creo. Hacia de Orestes José María Rodero, creo, y la compañía era la de Tamayo.
¿Año 1960?
Diego
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