lunes, 23 de marzo de 2009

La cultura de las satisfacción. John Kenneth Galbraith

Siguiendo un impulso investigador vuelvo a leer este libro (Ariel Sociedad Económica-188páginas) que me gustó en su día, 1992, como he podido comprobar por la cantidad de subrayados que tenía. Mira que tengo pendiente la lectura de muchas de vuestras recomendaciones, pero uno siempre ha sido un poco anarquico.

Este hombre (1908-2006) fue en su día un reconocido economista americano, keynesiano, y muy crítico con la política del “laisser faire” de los gobiernos de los EEUU.
Dado que el libro estaba escrito en una época de recesión, quise comprobar si seguía manteniendo su vigencia y he comprobado que así es. Algunos comentarios sobre el sistema siguen siendo válidos. Os copio algunos:

“La consecuencia posterior fue que la solvencia de numerosos bancos, incluida la de algunas de las instituciones más grandes y prestigiosas del país, quedó dañada mortalmente o, al menos, en entredicho. Tuvieron un recorte los créditos de los que quebraban o corrían peligro de ello y también de otros, por miedo y como ejemplo. La industria de la construcción sufrió una acusada reducción en su actividad y sus trabajadores quedaron en el paro. Siguió una recesión general. Cualquier aviso a tiempo de lo que estaba sucediendo habría sido excepcionalmente mal recibido, se habría considerado un nuevo ataque al reinado benéfico del "laisser faire" y una intromisión específica en el mercado.

Sin embargo, en consonancia con las excepciones a esta regla, los bancos pudieron ser finalmente salvados, con la fianza del gobierno. Garantizar los depósitos bancarios una aportación bastante cuantiosa a la satisfacción era admisible, así como la seguridad de que si un banco es lo suficientemente grande no se le permitiría quebrar. La actuación preventiva del Gobierno no era admisible; el rescate gubernamental posterior se consideró sumamente aceptable.”

“No menos oportuno y acomodaticio era, entonces como ahora, el compromiso social con el “laisser faire”, la doctrina que se cree que apareció en Francia en el siglo XVII, aunque siguen discutiéndose sus orígenes concretos. Consiste, como ya se indicó, en la creencia de que la vida económica conlleva incorporada la capacidad de resolver sus propios problemas y que todo se resuelve del mejor modo posible al final.”

Así pues he disfrutado comprobando que no tenemos solución y que, gracias a Dios, las crisis económicas se acaban resolviendo, y que los gobernantes siguen siendo igual de incapaces a la hora de cambiar el rumbo de las mismas.
Un abrazo.

Diego

1 comentario:

Tomás Serrano dijo...

Gracias por tu visita y por el comentario. Entro en este escrito tuyo porque empecé hace años (muchos) a leer un famoso librillo de este señor, de Galbraith, sobre la depresión de Estados Unidos. No lo pude terminar, pero porque me tuve que ir a la mili... En fin. Algún día...
Iré a ver a ese al que me parezco...