viernes, 31 de mayo de 2013

¡Adiós, libros míos! (2.005) (Seix Barral, 2.009) Kenzaburo Oé (1.935) ****

Kenzaburo Oé fue Premio Nobel de Literatura en 1.994 y no había oído hablar de él. Esta es una de las razones por las que he leído este libro. Otra es que los escritores japoneses me han dado muchas satisfacciones en los últimos años.

Libro muy especial, una novela diferente, quizás como muchas de la literatura japonesa. El autor urde una trama que le sirve para meditar sobre él mismo desde los casi setenta años de edad. Para empezar el protagonista es un álter ego de , y tanto su íntimo amigo de la infancia, como su familia real, forman parte de la trama bajo nombres ficticios. Así pues el libro tiene mucho de autobiográfico con recuerdos del autor sobre  literatura, sobre su infancia, su ideario sobre la vida y la muerte, sobre el suicidio, el desarme nuclear, la derrota de Japón, y el terrorismo (el 11/S está reciente). En cada uno de estos aspectos menciona a algunos autores míticos. Para la vejez y la muerte los poemas de Gerontion de T. S. Elliot, para la acción política a Dostoyevski y sus “Demonios”, Céline y su “Viaje al fin de la noche”, Beckett, y para la situación de Japón después de la Guerra Mundial a Mishima.

La trama es la preparación de un acto terrorista con el que su íntimo amigo pretende incitar al protagonista a escribir su última novela.

Me he acordado de Rafa cuando el protagonista tiene que decidir deshacerse de la mayor parte de su biblioteca, que incluye sus propias obras. Vaya problema más gordo.

El lenguaje es muy frío y reduce la carga emocional de la acción, de los pensamientos, y de los diálogos. Quizás esto sea debido al hecho de que el traductor sea el japonés Terao Ryukichi, profesor de literatura hispanoamericana. 

El libro empieza y acaba mencionando estos versos del Gerontion de T. S. Elliot.

“¡Adios, libros míos! Tal como los ojos de los que están destinados a morir, también los ojos imaginados deberán cerrarse algún día.
El hombre cuyo amor haya sido rechazado, se pondrá de pié.
Pero su creador se aleja caminando.”
Elliot

Le pongo **** y se la recomiendo a los que tengan paciencia para leer. Personalmente voy a ver si encuentro una buena edición de poemas de Elliot.
 

jueves, 23 de mayo de 2013

Utopia (1.516) Tomas Moro (1.478-1.535) **** 3/4



He disfrutado muchísimo leyendo este librito de 180 páginas, un clásico de la filosofía, la sociología y la política. Lo leo en una versión digital de un tal Rovira quien encuentra una traducción al castellano de Bartolomé Jiménez Patán de 1.638 prologada por Quevedo. He comprobado la bondad de la traducción cotejándola con la versión inglesa.

Tomás Moro nos describe la isla de Utopía en la que viven unas gentes cuyo sistema social y político es como un sueño, un lugar en el que no existe el dinero y en el que con el oro hacen orinales. “No hay ningún pobre, porque  nadie posee nada en particular, siendo todos ricos en común”  La perfección de la sociedad "utopiana" hace soñar al lector que un día el mundo entero pudiera ser así. Lo que Moro olvida es la naturaleza de la especie humana, y por esta razón elige el nombre de Utopía = Lugar que no existe, para este Paraíso en la Tierra. 

Es importante tener en cuenta la época histórica en la que Moro escribe. Enrique VIII, que le acabará ejecutando reina en Inglaterra, Lutero clava sus tesis en la puerta de la Iglesia de Wittenberg el año 1.517, un año después de la edición de Utopía, se descubre un nuevo continente que quizás inspire la existencia de esta isla fabulosa, Moro conoce a Erasmo de Roterdam. La razón se abre paso.

Termina Rovira diciendo que propone a Tomás Moro como Santo Patrón de la Ciencia Ficción, y no va descaminado pues Utopia y sus habitantes parecen de otro mundo, y de otro tiempo.

Se lee de un tirón aunque, como es natural, no todos los capítulos sean igual de interesantes. Le pongo ****3/4 por no ponerle *****

lunes, 20 de mayo de 2013

Somos el tiempo que nos queda (2.005) J.M. Caballero Bonald (1.926)


Obra completa del autor hasta el año 2.005, preparada y corregida por él mismo. Un libro muy exigente para el lector, de más de 500 páginas de versos y prosas poéticas, escritas en un castellano barroco y complejo. Los trazos son tan rebuscados que cuesta ver el dibujo. Me cuesta encontrar al poeta detrás de las palabras; el poeta se esconde detrás de las palabras. El envoltorio es preciosista pero la nuez queda escondida en muchos casos. Leyendo pausadamente, me encuentro con un poeta que cuida con amor de las palabras, los ladrillos de su obra, a las que coloca en determinadas posiciones después de haber revisado y revisado el encaje de las mismas en el ritmo y en la armonía del poema.

La verdad es que empecé a leer este libro del poeta, Premio Cervantes 2.012, con el prejuicio de que no me iba a gustar, pues los poemas que había leído me parecían oscuros. En cierto modo me equivoqué. Con la lectura pausada y repetida de sus poemas más complejos he llegado a apreciar el preciosismo del lenguaje del poeta, un artífice de las palabras que escoge cuidadosamente y coloca en el lugar adecuado.

El contenido es, en general, difícil de encontrar y para ser "andaluz-medio cubano" le falta chispa y gracia. Para compensar erige verdaderos monumentos a la lengua castellana. He pensado mientras leía, que los profesores de gramática y lengua española deberían de usar alguno de sus poemas para hacer dictados en sus clases, y ayudar a los alumnos a entender el significado de las palabras y del poema. Por ejemplo este mismo:

MURO DE LAS COMPENSACIONES
(LABERINTO DE FORTUNA 1.984. Todos los poemas son prosa poética)

Cercanos a la infamia, recobramos un compulsivo rudimento de inocencia. Por lo común ocurre después de haber tratado en vano de coartar esa anárquica disciplina con que suele activarse la imaginación, no se sabe si en busca de una falsa coartada o de una airosa prueba de complicidad. Pero más que a una somero desliz urdido en la sevicia, habría que referirse a una gratuita forma de conmiseración. O quizá a ese especie de cláusula exculpatoria con que se enmascara de continuo las intermitencias delictivas de la virtud.

Libro para amantes del lenguaje y de la poesía. Mi recomendación es no meterse con todo el libro si no escoger alguno de los que forman esta recopilación: DIARIO DE ARGÓNIDA (1.997), o LABERINTO DE FORTUNA (1.984), por ejemplo.

viernes, 3 de mayo de 2013

Lucky Jim (La suerte de Jim) (1954) de Kingsley Amis (1922-1995)



Escritor Londinense, padre del también novelista Martin Amis, con el que tuvo una relación tormentosa, fue catedrático en la universidad de Sawnsea en Gales y en Cambridge. Escribió más de veinte novelas, algunas de ciencia ficción y de la saga de James Bond, poesía, ensayo y guiones. De su obra he leído Una chica como tú (1960), que me gustó y Los viejos demonios (1986),  Premio Booker, que no me entusiasmó.

Este libro, impertinente con la universidad y sus catedráticos, inaugura en los cincuenta, aunque de forma fresca y satírica, la época de los escritores airados, como John Osborne, Mirando hacia atrás con ira (1956) o Alan Sillitoe, Sábado por la noche y domingo por la mañana (1958).

Jim Dixon es profesor adjunto de Historia Medieval de una universidad de provincias, que malvive entre la explotación del encargado de la Cátedra y la de una medio-novia depresiva, pero mantiene el tipo gracias a sus travesuras, sus cervezas y su habilidad para escurrir el bulto. Dista de ser ejemplar, pero es una persona entrañable, pariente cercano de los pícaros clásicos.
  
Amis con gran maestría nos relata los malos ratos, mezquindades y trompas de su protagonista, en una novela en la que predominan las secuencias largas: la cena musical; el baile de la universidad; la conferencia sobre la Inglaterra Medieval, el viaje en autobús a la estación, cuya evocación provoca una sonrisa.  

A Jim se le ocurren ideas curiosas para salir de su situación:

Yo soy el detector de aburrimiento. Soy un instrumento de gran precisión, que sería enormemente rentable a un millonario. Este me enviaría con cinco minutos de antelación a cenas y eventos, y con sólo echarme un vistazo podría leer el nivel de aburrimiento de la reunión. Como el canario en la mina.   

El libro, ignoro el motivo, no fue editado en España hasta el 2007. Lo he leído en su versión original en Kindle y lo he pasado muy bien.
Le he puesto XXXX

Rafa