Hemos celebrando el pasado 7de Febrero el bicentenario del
nacimiento de Charles Dickens, el más afamado narrador inglés. Creo que es una
buena oportunidad recordarle leyendo uno de sus libros, la biografía de David
Copperfield, que retiene muchas experiencias propias y es según muchos una pseudo-autobiografía
del autor.
Situada
en medio de su producción, iniciada con los divertidos Papeles póstumos del Club Pickwick (1836-1837), es su primera
novela narrada en primera persona, donde nuestro personaje recuerda y juzga sus
actos, aciertos y equivocaciones.
Nace
en un hogar donde su padre ha fallecido recientemente. Niñez feliz. Nuevo
matrimonio y padrastro cruel. Dura escuela. Orfandad. Abandono de los estudios
y trabajos a temprana edad en un almacén de embotellado en Londres. Huida a
casa de una tía en Dover. David tiene apenas diez años y nos ha contado sólo un
cuarto de su vida. La novela sigue hasta sus 1026 páginas.
Leer
a Dickens supone la entrada en el mundo del sentimiento. Quizá a algún lector
le cueste ponerse a tono con su registro emotivo, pero creo que es muy difícil
escapar al optimismo vital que anima a sus personajes y a su formidable
espíritu positivo que sin duda te ensancha el corazón.
El
éxito está urdido merced a una multitud de personajes secundarios
extraordinarios, los buenos: el increíble y siempre endeudado Sr. Wilkins
Macawer (representación del padre de Charles Dickens). La enana Sta. Mowcher,
que mantiene su dignidad en una extravagante vida.
Los
malos: el despiadado director de escuela Sr. Creakle, de voz velada; Uriah
Heep, oficial del bufete de abogados, flaco, de piel transparente y manos
húmedas, siempre humillándose y retorciéndose como una serpiente.
Sin
embargo las jóvenes protagonistas no brillan a gran altura: Dora y Agnes son
bastante simples. También queda desdibujada Emily que protagoniza una historia
de amor culpable con James Steerforth, íntimo amigo y compañero de colegio de
David, y personaje muy interesante, como lo es su oculta enamorada Rosa Dartle.
Estas
novelas solían aparecer acompañando a revistas, con periodicidad mensual. Los
autores inicialmente tenían varias entregas preparadas, pero debían continuar
escribiendo la novela acuciados por el calendario. A veces les faltaba historia
y metían una de relleno. En nuestro caso y a pesar de su longitud, no se
aprecian defectos de este tipo.
Después
de este libro que Dickens consideró su hijo predilecto, escribió la
extraordinaria Casa desolada; la algo
más floja Tiempos difíciles, y la
realmente mucho mejor Nuestro común amigo,
ambas comentadas en este Blog; La pequeña
Dorrit, que no he leído; la muy buena Historia
de dos ciudades y la excepcional Grandes
esperanzas.
He
leído David Copperfield en la hermosa edición de la Colección Clásica
Mayor de Alba Editorial con la fluida traducción de Marta Salís y con las
ilustraciones originales de H.K. Browne, “Phiz”. Lo he disfrutado y le he
puesto xxxx1/4
y está a vuestra disposición. Tiene la pega que pesa 1,6Kg.
Un
abrazo
Rafa
3 comentarios:
Gracias, Rafa
Tengo que confesar que no he leído nada de este autor aunque sí recuerdo con lágrimas en los ojos alguna de las versiones cinematográficas de su Oliver Twist.
A ver si me animo con esta novela por entregas aunque me eche para atrás más el número de páginas que el peso. Quizás una versión digital...
Gracias de nuevo y un abrazo.
Yo tampoco he leído a Dickens y me da pena. Creo que le voy a dar un chance este año.
Si os animáis a leer a Dickens, os recomiendo Mr Pickwick, Casa Desolada o Grandes esperanzas.
Rafa
Publicar un comentario