Estuvimos el fin de semana pasado en Molinos de Duero, Soria, en casa de Javier Panera y me llevé como lectura las “Poesías Completas de Antonio Machado de la Colección Austral, Edición de Manuel Alvar”, una edición magnífica en la que Manuel Alvar ilustra y guía al lector por las galerías repletas de belleza de la obra de Don Antonio.
Repasé los poemas tantas veces leídos de “Campos de Castilla”. Todos me gustan menos “La Tierra de Alvargonzalez”. En este poema que os transcribo, Antonio aparece contradictorio. Empieza con una descripción precisa de la decrepitud de la ciudad de Soria y termina diciendo que está “tan bella bajo la luna”. Quizás en aquellos momentos estuviera enamorado de su Leonor.
VI
¡Soria fría, Soria pura,
cabeza de Extremadura,
con su castillo guerrero
arruinado, sobre el Duero;
con sus murallas roídas
y sus casas denegridas!
¡Muerta ciudad de señores
soldados o cazadores;
de portales con escudos
de cien linajes hidalgos,
y de famélicos galgos,
de galgos flacos y agudos,
que pululan
por las sórdidas callejas,
y a la medianoche ululan,
cuando graznan las cornejas!
¡Soria fría! La campana
de la Audiencia da la una.
Soria, ciudad castellana
¡tan bella! bajo la luna.
Visitamos la Plaza de España, donde está la Audiencia, y en una de las casas había una pancarta enorme colgando de un balcón que decía: “Olé tus cojones, Numancia”. Un choque con la realidad.
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