sábado, 22 de octubre de 2011

Saber perder (2008) de David Trueba (1969)




La novela cuyo primer capítulo es: ¿Qué es el deseo?, se inicia con esta bella frase:

El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un rato en busca de las grietas y ranuras que le permitan filtrarse.  El deseo asociado a un objeto de deseo nos condenará a él. Pero hay una forma de deseo, abstracta, desconcertante, que nos envuelve como un estado de ánimo. Anuncia que estamos listos para el deseo y sólo nos queda esperar, desplegando las velas, que sople su viento.

Y empezamos conociendo a los componentes de una familia: los abuelos, ella con una rotura de cadera que oculta un cáncer y él, su marido, viejo profesor de piano, que sufre dramáticas obsesiones; el hijo, separado, que una vida de fracasos le ha llevado hasta cometer y ocultar un crimen y la nieta, de dieciséis años, que encontrará en un joven futbolista argentino su primer amor.

Con estos personajes principales, que van rotando su voz capítulo a capítulo, Trueba va desarrollando la acción que al estar narrada en presente de indicativo tiene algo de inmediato y vivo.

Irán apareciendo otros muchos personajes secundarios, magníficamente dibujados, y la historia se hará más rica y tendremos la sensación primero y la certeza después de haber leído una novela estupenda.

 Esta novela recibió merecidamente el Premio de La Crítica del 2008 y la de la revista El Cultural de El Mundo de ese mismo año.

La califico con xxxx1/4 y está a vuestra disposición.

Rafa    

2 comentarios:

Diego dijo...

No conozco a este autor. Pondré este libro en la lista de libros pendientes de lectura.
He leído y comentado 1Q84 de Murakami que también recomendaste en su día.
Gracias, Rafa

Diego dijo...

Ya lo he leído prestado por María; gracias.
Novela escrita de manera sencilla en el lenguaje y con un argumento que parece cotidiano, aunque algunas circunstancias sean un poco excepcionales. Me ha recordado en cierto modo a Pío Baroja.
No me extrañaría que Trueba hiciera una película con este guión.
Yo le pondría ****