viernes, 14 de noviembre de 2008

Más sobre novelas largas y cortas

Italo Calvino en el libro que recoge los apuntes de sus conferencias: "Seis propuestas para el próximo milenio", que desgraciadamente su muerte le impidió pronunciar en Harward durante el curso del 85-86, resalta, entre otras, la importancia que la levedad y rapidez tendrá en los libros de este milenio.

Este hombre que si puede hacer esas afirmaciones teniendo en su haber libros tan estupendos como: "Nuestros antepasados (El Vizconde Demediado, El Barón rampante y el Caballero inexistente)" y "Si una noche de invierno un viajero", también afirma que no ha conseguido terminar el "Ulises " de Joyce y que Faulkner le cae bastante pesado así como las novelas llamadas de "monólogo interior". ( Ver "Los libros de los otros", correspondencia de Italo Calvino).

Esta digresión viene a cuento por la extraordinaria crítica que Jonathan Lethem en el New York Times, hace del libro, también obra póstuma, de Roberto Bolaño, "2666", que aunque su autor quiso publicar en cinco partes, su editor prefirió hacerlo en una de 1120 páginas.

¿Qué hacer ante un libro así? Yo lo tengo desde hace cuatro años en la biblioteca y no me atrevo a leerlo. ¿Algún blogger lo ha leído?

Muchas gracias

Rafa

2 comentarios:

Peter dijo...

No he leido el libro que menciona Rafa pero me encantan los ladrillos cuando son buenos. Estás tanto tiempo leyendo que cuando se acaban echas de menos a los personajes y te da penita. Por ejemplo, El Quijote, Guerra y Paz, El Señor de los Anillos. Eso si, como no los cojas en buen momento, no hay nada que hacer, los acabo dejando por la mitad.

Ahora mismo estoy en plena lectura de otro tocho, Los Miserables, y me está encantando. Es una cursilada, pero es que los gabachos de esa época eran la pera.

Diego dijo...

Roberto Bolaño que tan de moda está es bastante pesado. Como es tan famoso no pude resistir la tentación de leer "2666" y empecé en el ordenador hasta que llegué al tercer piso y allí me paré. Iba más o menos por la página 700 y no pude más.
Entonces me dije, "tengo que leer "Detectives salvajes". Empecé y decidí dejarlo cuando la policia mejicana había encontrado el cadáver femenino número doscientos y pico.
Como ya sabéis soy muy partidario de lo escueto, quizás sea una de la razones por las que me gusta la poesía; tanto en tan poco.
Diego