Bernal
Díaz del Castillo nació en Medina del Campo en 1495 y a los dieciocho años se
embarcó rumbo a las Indias. En 1517 se
enroló en Cuba en la primera expedición de Francisco Hernández de Córdoba, para
explorar el continente. Aunque la expedición fue un fracaso, los indios mataron
a más de la mitad de los soldados incluido el propio Hernández de Córdoba, pero
el descubrimiento de la costa del Yucatán impulsó una nueva expedición dirigida
por Juan Grijalva en 1518, en la que Bernal también participó. El resultado fue
algo mejor que la anterior, pero sin apenas rescatar, conquistar y poblar
regresaron a Cuba.
En
la Historia
verdadera… Bernal inicia su relato con estas dos primeras expediciones y
dice y vine la tercera vez, en 1519, con el venturoso y esforzado capitán Don Hernando de Cortés…y
que ningún capitán y soldado pasó a esta Nueva España tres veces arreo
(seguidas).
Es
en 1553 cuando Bernal inicia la redacción de este hermoso, sencillo y directo
relato de la increíble hazaña, han pasado 24 años. Los hombres que acompañan a
Cortés en la expedición son pocos. Después de desembarcar y de varias duras
batallas y para evitar que regresen a Cuba deciden dar con todos los navíos al
través (no los quemaron como dice la leyenda, pero si los inutilizaron) y
añadir los tripulantes a los soldados, superando los cuatrocientos hombres, que
se dirigen a México.
Siguen escaramuzas con diversas tribus sometidas a los
aztecas con las que Cortés llega a acuerdos, una de las cualidades que
distinguen a este hombre del Renacimiento,
que les permite la entrada sin ninguna violencia en la asombrosa ciudad de
México, implantada en un lago, e ir al encuentro de Montezuma con el que Cortés
mantendrá una singular relación.
La
edición de La historia de la Conquista de México
de Francisco López de Gómara en 1552, que el propio Bernal comenta en su obra y
de la que alaba su retórica, pero por sus inexactitudes y el excesivo protagonismo
de Hernán Cortés (se dice que fue encargada por él buscando títulos y
prebendas) y el poco mérito atribuido a los conquistadores, hace que en 1568
publique La historia verdadera…, quedando
vivos, malviviendo, solo cinco partícipes de la conquista, pocos muertos de su propia muerte
(muerte natural). Con ello Bernal quiere mostrar que la participación en las
decisiones de capitanes y soldados, incluido él, sea constante y se esmere en contar
con gran detalle los acontecimientos, haciendo frecuente referencia al relato
de Gómara, matizándolo o contradiciéndolo. Este diálogo con los lectores, como
el de la segunda parte del Quijote, sobre la autenticidad de lo que cuenta,
hacen de la narración algo realmente original.
Diego
Velásquez, gobernador de Cuba, envidioso por la suerte de Cortés, envía a
Pánfilo Narváez con un fuerte contingente de tropas para prenderlo.
Como
ejemplo del estilo narrativo de Díaz del Castillo os incluyo este párrafo, del
capítulo CXV, que hace una curiosa alusión a nuestros paisanos:
Como estaba platicando Cortés con el
gran Montezuma, como lo tenían de costumbre, dijo éste a Cortés:”Señor Malinche
- Marina, importante personaje en la conquista, intérprete, esclava, amor de
Cortés del que tuvo un hijo -, a todos vuestros capitanes y compañeros os veo
andar desasosegados, también he visto que no me visitáis sino de cuando en
cuando, y Orteguilla el paje me dice que queréis ir de guerra sobre vuestros
hermanos que vienen en los navíos y que queréis dejar aquí en mi guarda a Pedro
de Alvarado, hacedme merced que me lo aclaréis, para que si yo en algo os
pudiere servir y ayudar, que lo haré de mm, buena voluntad… no querría que os viniese algún desmán,
porque vos tenéis muy pocos soldados a caballo , y esos que viene son cinco
veces más; y ellos dicen que son cristianos como vosotros y vasallos de ese
vuestro emperador, y tienen imágenes y ponen cruz, y les dicen misa, y dicen y
publican que sois gentes que vinisteis huyendo de Castilla de vuestro rey y
señor, y que os vienen a prender y a matar, en verdad que yo no os entiendo.
Por tanto mirad primero lo que hacéis”. Y Cortés le respondió con un semblante
muy alegre, que si no le ha venido a dar relación dello, es como le quiere
mucho y por no le dar pesar con nuestra partida, y que por esta causa no le he
dejado, porque así tiene por cierto que Montezuma le tiene buena voluntad. Y
que cuanto a lo que dice, que todos somos vasallos de nuestro gran emperador,
que es verdad, y de ser cristianos como nosotros, que sí lo son; y a lo que
dicen que venimos huyendo de nuestro rey y señor, que no es así, sino que
nuestro rey y señor nos envió para verle y hablarle todo lo que en su real
nombre le ha dicho y platicado; y a lo que dice que trae muchos soldados y
noventa caballos y muchos tiros y pólvora, y que nosotros somos muy pocos, y
que nos vienen a matar y prender, nuestro señor Jesucristo, en quien creemos y
adoramos, y nuestra señora Santa María, su bellísima madre, nos dará fuerzas, y
más que no a ellos, pues que son malos y vienen de aquella manera. Y que como
nuestro emperador tiene muchos reinos y señoríos, hay en ellos mucha diversidad
de gentes, unas muy esforzadas y otra mucho más, y que nosotros somos dentro de
Castilla, que llaman Castilla la
Vieja , y nos nombran por sobrenombre castellanos; y que el
capitán que está ahora en Cempoal y la gente que trae que es de otra provincia
que llaman Vizcaya y que tienen la habla revesada, como a manera de decir como
los otomis de tierra de México, y que él verá cuál se los traeríamos presos; y
que no tuviese pesar por nuestra ida, que presto volveríamos con victoria.
(Según las notas de A. Delgado Gómez y L.A.
Arozena, la entrevista, aunque pintoresca, es para el historiador Solís cierta
en lo esencial. Hugh Thomas se refiere a los vizcaínos.en su Conquista de Mexico, pag 408. Pero la
comparación de los vascos con los otomíes suena bastante improbable y nadie la
menciona salvo Díaz del Castillo.)
El
texto tiene casi mil páginas de letra menuda, pero el relato contagia la
sensación de vivido y es fascinante. Lo he leído en la edición de
BIBLIOTHECAHOMOLEGENS y en la de LinKgua digital (I y II) de Kindle. Le he
puesto XXXX1/2 y está a vuestra disposición.
Rafa
Nota:
Christian Duverger en su reciente obra Crónica
de la eternidad afirma, creo que es un disparate, que Bernal Díaz del
Castillo no es el autor de La Verdadera Historia… sino que esta obra fue escrita por el propio
Cortés.