Un
personaje de este delicioso libro, en tono mordaz alude a la crítica literaria,
como una especie de policía, que pretende detener y hasta ejecutar los gustos
distintos a los de quien la perpetra, con críticas arrogantes y pontificales.
Un
crítico replica que al parecer sólo son aceptables las alabanzas y no en cambio
señalar defectos y deficiencias. O sea, que todos los libros deben ser
recomendados como excelentes.
A
lo que responde nuestro personaje:
En efecto, algo así, porque
desaconsejar una obra es una tarea estéril. Para no leer un libro, cualquier
libro, basta y sobra una razón: la existencia de todos los demás. Lo difícil y
arriesgado es ofrecer motivos convincentes para leerlo.
Los invitados
de la princesa es una novela que festeja las narraciones de género: Policiaco, terror,
ciencia ficción, aventuras. Xabi Mendía asiste como enviado especial de Mundo Vasco a un congreso de escritores
y artistas en la isla de santa Clara, pequeña república caribeña que desea
convertirse en referencia cultural del mundo. Durante la estancia conoce a
varios personajes, que recordando a Chaucer o a Boccaccio nos cuentan una
historia.
Los
siete cuentos, que se intercalan a la acción son muy amenos, pero, son las
polémicas sobre: filosofía, educación, novela, cocina, las realmente sabrosas y
estupendas. Para muestra, ésta, referente a la novela policiáca:
Ya sé que muchos consideran
frívolas las novelas de Agatha Christie o Dorothy L. Sayers porque los estreñidos y pedantes llaman
frívolo a lo que no es negociable en el mercado de la respetabilidad
edificante. Pero para mí ése es el auténtico relato de misterio. En la novela
negra no hay verdadera incógnita, porque el criminal resulta ser siempre el
capitalismo. Con el añadido escandinavo de que suele estar además encarnado por
un maltratador de mujeres… Para no mencionar la plaga actual de los asesinos en
serie y las conspiraciones de sectas diabólicas que quieren dominar el mundo.
Ya Chesterton señaló que la gran novela de detectives trata de cosas triviales,
mientras la novela de detectives menor y más tonta trata siempre de grandes
asuntos. En las mejores piezas del género, una joven de apariencia inocente
envenena a su abuela para birlarle las pastas del té y es descubierta por una
caja de cerillas olvidada bajo la alfombra. En las que triunfan ahora, se
liquida siempre a una docena de personajes por culpa de una multinacional o de
una orden satánica que pretende el poder universal. Ya no se atiende a los
detalles de la investigación, sino al impacto cósmico y masivo de males
impersonales.
No
sé si he sido suficientemente convincente para animaros a leer el libro, que
está a vuestra disposición, y aunque no debiera, voy a calificar con xxx3/4.
Rafa
1 comentario:
Muy bueno el comentario sobre la novela policíaca. Da en el clavo. Me ha gustado también que defienda a los llamados géneros menores pues, aparte de tener gracia, suelen tener el llamado "contenido"
Savater tiene su cosa y es además un buen articulista y un defensor de la especie frente a sus enemigos.
A la lista de pendientes, con mucho gusto.
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