Las
novelas son breves y según Don Miguel, aunque sus agonistas tengan que vivir aislados y desconocidos, sabe que
vivirán.
En
Las dos madres, Raquel siente que el
infierno está en el centro de su vientre estéril y desea que su Don Juan se
case con otra joven de la que nazca un hijo que le sea entregado.
En El Marqués de Lumbría, el Escudo de Armas de la casona solariega
siempre con las ventanas y balcones cerrados, por el horror al aire libre y a
las moscas, vehículos de contagio de enfermedades plebeyas, es el origen y el
centro del drama.
En Nada menos que todo un hombre, la hermosura de Julia usada por su
padre como mercancía, la arrastra hasta la locura y con ella al altivo Alejandro,
incapaz de expresar todo el amor que le profesa.
Las tres historias muestran
el dramático fin de las víctimas bien sea a manos de sus antagonistas que con
voluntad y astucia las superan o por ellas mismas causando su propia
destrucción.
El
prólogo, lo escribió después de las novelas, y es tan atractivo que me permito
abusar de vuestra atención trascribiendo gran parte del capítulo II.
Nada hay más ambiguo que eso que se llama realismo en el arte literario. Porque, ¿qué realidad es la de ese realismo?
Verdad es que el llamado realismo, cosa puramente externa,
aparencial,…, se refiere al arte literario y no al poético o creativo. En un
poema--y las mejores novelas son poemas--, en una creación, la realidad no es
la del que llaman los críticos realismo. En una creación la realidad es una
realidad íntima, creativa y de voluntad. Un poeta no saca sus
criaturas--criaturas vivas--por los modos del llamado realismo. Las figuras de
los realistas suelen ser maniquíes vestidos, que se mueven por cuerda y que
llevan en el pecho un fonógrafo que repite las frases que su Maese Pedro
recogió por calles y plazuelas y cafés y apuntó en su cartera.
¿Cuál es la realidad íntima, la realidad real, la realidad eterna,
la realidad poética o creativa de un hombre? Sea hombre de carne y hueso o sea
de los que llamamos ficción, que es igual. Porque Don Quijote es tan real como
Cervantes; Hamlet o Macbeth tanto como Shakespeare,….
¿Qué es lo más íntimo,
lo más creativo, lo más real de un hombre?
Aquí tengo que referirme, una vez más, a aquella ingeniosísima
teoría de Oliver Wendell Holmes sobre los tres Juanes y los tres Tomases. Y es
que nos dice que cuando conversan dos, Juan y Tomás, hay seis en conversación,
que son
Tres Juanes: 1. El Juan real; conocido sólo para su hacedor 2. El Juan ideal de Juan, nunca el real y a
menudo muy desemejante de él; 3. El Juan ideal de Tomas, nunca el Juan real, ni
el Juan de Juan, a menudo muy desemejante de ambos.
Tres Tomases: 1. El Tomás real; 2. El Tomás ideal de Tomás; 3. El
Tomás ideal de Juan.
Es decir, el que uno es,
el que se cree ser y el que le cree el otro…
…Pues si esto os parece
un lío y no sois capaces, no ya sólo de comprenderlo, más de sentirlo y de
sentirlo apasionada y trágicamente, no llegaréis nunca a crear criaturas reales
y, por tanto, no llegaréis nunca a gozar de ninguna novela, ni de la de vuestra
vida. Porque sabido es que el que goza de una obra de arte es porque la crea en
sí, la re-crea y se recrea con ella.
A este libro de Don Miguel,
sobre todo por su prólogo, le he puesto xxxx y está a vuestra disposición.
Rafa
1 comentario:
Siempre agudo nuestro compatriota, y siempre aseverativo. Tuvo que ser duro hacer tertulia con un hombre con unas convicciones tan fuertes.
Me ha acabado gustando su poesía más que sus ensayos y sus novelas. Hago excepción entre estas de "Paz en la guerra" no muy apreciada por los lectores que a mí me encantó. En la misma línea sus "Recuerdos de niñez y mocedad" en los que uno rememora la suya a pesar de la diferencia temporal.
Tengo que pensar un poco en la primera de las tres facetas, la de ser. Con las otras dos no tendré problemas.
Gracias, Rafa.
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