domingo, 20 de julio de 2014

Jorge Manrique (1440? - 1479?) Coplas a la muerte de su padre. *****



Pasando unos días en la costa oeste de Cádiz, repaso algunos poemas de poetas españoles de todos los tiempos y me deleito con estas coplas de fama universal y que considero extraordinarias.

Se trata de una dolorosa elegía en la que el autor recuerda a su admirado padre. Yo las leo con la intención de escuchar la voz del poeta que reflexiona sobre la vida y la muerte. La obra cubre diversos aspectos de la vida de su padre, y de la vida en general, tales como lo efímero de la vida:


                    III
  Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
  qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
  e consumir;
  allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
  e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
  e los ricos.

La naturaleza mudable de la fortuna:

XI
  Los estados e riqueza,
que nos dexen a deshora
  ¿quién lo duda?,
non les pidamos firmeza.
pues que son d'una señora;
  que se muda,
  que bienes son de Fortuna
que revuelven con su rueda
  presurosa,
la cual non puede ser una
ni estar estable ni queda
  en una cosa.

El mundo por el que pasamos fugazmente y en el que tenemos la oportunidad de salvar nuestra alma. Manrique es un creyente que explica con sencillez la importancia de los bienes espirituales y la forma cristiana de vida de su padre.

VI
  Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
  como debemos,
porque, segund nuestra fe,
es para ganar aquél
  que atendemos.
  Aun aquel fijo de Dios
para sobirnos al cielo
  descendió
a nescer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
  do murió.

Y la muerte que al final de las coplas viene a hablar con su padre y a llevárselo:


XXXIII
  Después de puesta la vida
tantas vezes por su ley
  al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
  verdadero;
  después de tanta hazaña
a que non puede bastar
  cuenta cierta,
en la su villa d'Ocaña
vino la Muerte a llamar
  a su puerta,

                    XXXIV
  diziendo: "Buen caballero,
dexad el mundo engañoso
  e su halago;
vuestro corazón d'azero
muestre su esfuerço famoso
  en este trago;
  e pues de vida e salud
fezistes tan poca cuenta
  por la fama;
esfuércese la virtud
para sofrir esta afruenta
  que vos llama."

Contiene cuarenta estrofas maravillosas. A mí me gustan particularmente aquellas en las que nos recuerda que los bienes materiales se los lleva el tiempo y poco queda de ellos. Para ello usa la convención retórica del “Ubi Sunt” con los términos “¿Qué se hizo?” “¿Qué se hicieron?”

Mi madre solía recitar estas dos  estrofas:


XVI
  ¿Qué se hizo el rey don Joan?
Los infantes d'Aragón
  ¿qué se hizieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invinción
  como truxeron?
  ¿Fueron sino devaneos,
qué fueron sino verduras
  de las eras,
las justas e los torneos,
paramentos, bordaduras
  e çimeras?

                    XVII
  ¿Qué se hizieron las damas,
sus tocados e vestidos,
  sus olores?
¿Qué se hizieron las llamas
de los fuegos encendidos
  d'amadores?
  ¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
  que tañían?
¿Qué se hizo aquel dançar,
aquellas ropas chapadas
  que traían?


Recomiendo elegir una versión con buenos comentarios y aclaraciones. Se ha publicado recientemente una de VicenÇ Beltrán que tiene buena pinta. Yo he copiado las estrofas de esta página de poesías:

http://www.poesi.as/index1.htm

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