Pasando unos días en la costa oeste de Cádiz, repaso algunos
poemas de poetas españoles de todos los tiempos y me deleito con estas coplas
de fama universal y que considero extraordinarias.
Se trata de una dolorosa elegía en la que el autor recuerda
a su admirado padre. Yo las leo con la intención de escuchar la voz del poeta
que reflexiona sobre la vida y la muerte. La obra cubre diversos aspectos de la
vida de su padre, y de la vida en general, tales como lo efímero de la vida:
III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.
La naturaleza mudable
de la fortuna:
XI
Los estados e riqueza,
que nos dexen a deshora
¿quién lo duda?,
non les pidamos firmeza.
pues que son d'una señora;
que se muda,
que bienes son de Fortuna
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual non puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.
El mundo por el que pasamos fugazmente y en el que tenemos
la oportunidad de salvar nuestra alma. Manrique es un creyente que explica con
sencillez la importancia de los bienes
espirituales y la forma cristiana de vida de su padre.
VI
Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
como debemos,
porque, segund nuestra fe,
es para ganar aquél
que atendemos.
Aun aquel fijo de Dios
para sobirnos al cielo
descendió
a nescer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió.
Y la muerte que al
final de las coplas viene a hablar con su padre y a llevárselo:
XXXIII
Después de puesta la vida
tantas vezes por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que non puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa d'Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta,
XXXIV
diziendo: "Buen caballero,
dexad el mundo
engañoso
e su halago;
vuestro corazón d'azero
muestre su esfuerço famoso
en este trago;
e pues de vida e salud
fezistes tan poca cuenta
por la fama;
esfuércese la virtud
para sofrir esta afruenta
que vos llama."
Contiene cuarenta estrofas maravillosas. A mí me gustan
particularmente aquellas en las que nos recuerda que los bienes materiales se
los lleva el tiempo y poco queda de ellos. Para ello usa la convención retórica
del “Ubi Sunt” con los términos “¿Qué se hizo?” “¿Qué se hicieron?”
Mi madre solía recitar estas dos estrofas:
XVI
¿Qué se hizo el rey don Joan?
Los infantes d'Aragón
¿qué se hizieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invinción
como truxeron?
¿Fueron sino devaneos,
qué fueron sino verduras
de las eras,
las justas e los torneos,
paramentos, bordaduras
e çimeras?
XVII
¿Qué se hizieron las damas,
sus tocados e vestidos,
sus olores?
¿Qué se hizieron las llamas
de los fuegos encendidos
d'amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel dançar,
aquellas ropas chapadas
que traían?
Recomiendo elegir una versión con buenos comentarios y
aclaraciones. Se ha publicado recientemente una de VicenÇ Beltrán que tiene
buena pinta. Yo he copiado las estrofas de esta página de poesías:
http://www.poesi.as/index1.htm
http://www.poesi.as/index1.htm
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