Leo esta novelita de 215 páginas que ha traducido y editado recientemente, junto con otras novelas de esta autora, la editorial Acantilado.
Mi primera experiencia con esta autora, que debo a Rafa
cuando hizo una reseña en el blog en enero de 2.010, fue “El cielo es azul, la tierra blanca”. Rafa le
puso **** ¼ y nos gustó mucho a los que la leímos.
Esta vez la novela tiene un aire más íntimo y más
misterioso. Kei, la protagonista de esta historia, es una mujer que vive con su
madre y con su hija Momo, que va creciendo durante el relato desde los cuatro o
cinco años a los diez y siete. Nos relata en primera persona la búsqueda del
marido que ha desaparecido misteriosamente. Viaja frecuentemente sin saber el porqué
a Manazuru, una península en el sur de Tokio, donde percibe unas presencias
femeninas.
El relato rezuma el sentimiento de ausencia que la autora
expresa con contención pero con constancia. Yo he sentido una cierta inquietud.
Como en casi toda la narrativa japonesa que he leído no
faltan los viajes en tren ni las descripciones meticulosas de su gastronomía.
Me ha gustado, aunque no tanto como la mencionada antes.
Le pongo ****
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