jueves, 31 de mayo de 2012

Stoner (1965) de John Williams (1922-1994)


Este autor nació en un pequeño pueblo tejano. Desempeñó varios empleos en periódicos y emisoras de radio y se fue a la guerra. A su regreso ingresó en la Universidad  de Denver, se doctoró y desde 1955 hasta su jubilación dirigió el programa de escritura creativa en dicha Universidad. Escribió cuatro novelas y dos libros de poemas.
Cuento estas cosas porque su novela Stoner, aunque temporalmente situada entre guerras, se asemeja bastante a su vida.

¿Porqué este libro, tan sencillo, está considerado por muchos lectores y notables escritores como una de las obras maestras del siglo pasado y sin embargo sigue siendo un libro maldito y de culto a la vez?
   
A Stoner, personaje también maldito, le pasan muchas cosas, la mayor parte desventuras que parecen nacidas de un destino ya escrito e imposible de evitar. Sin embargo, aún sabiendo que va a perder, que todo va a ir mal, su fe, energía y aliento humano nos supera, anima y fascina.

Aunque entre ellos aparentaba ser impasible, era consciente de la época en la que vivía. Durante aquella década, cuando los rostros de muchos hombres se tornaron permanentemente duros y fríos, como si miraran a un abismo William Stoner, para quien esa expresión le era tan familiar como el aire que respiraba, advirtió los signos de la desesperanza generalizada que conocía desde niño. Vio hombres buenos caer en una lenta decadencia de desesperanza, destruidos al ver destruido su concepto de una vida decente, les veía caminar desanimados por las calles, con la mirada vacía como añicos de cristal roto; les veía encaminarse hacia las puertas de atrás, con el amargo orgullo de los hombres que avanzan hacia su propia ejecución, a mendigar el pan que les permitiera volver a mendigar, y vio a los hombres que una vez caminaron erguidos por efecto de su propia identidad mirarle con envidia y odio por la débil seguridad que él disfrutaba como empleado de una institución que, no se sabe por qué, no podía caer. No expresó esta consciencia, pero conocer la miseria común le afectó y le cambió profundamente y sin que nadie lo apreciara. La tristeza por los apuros ajenos le acompañó en todos los momentos de su vida.

Comentar su argumento o hacer un resumen del mismo, le hace flaco favor al placer de su lectura. A la que sin duda os animo.

Tiene 240 páginas y lo ha publicado la Editorial Baile del Sol de Tenerife.
Le he puesto xxxx1/2  y está a vuestra disposición.

Rafa    

miércoles, 30 de mayo de 2012

L'Africain (2004) de J.M.G. Le Clézio (1940)


El autor, que recibió el premio Nobel de Literatura en el 2008, y gracias a Diego disfrutamos de su discurso de recepción, nació en Niza al principio de la Segunda Guerra Mundial, mientras su padre, médico inglés, estaba ausente en Nigeria como cirujano del Ejército Británico. Le enseñan a leer y le educan su madre, que se oculta de la Gestapo, y su abuela.

Con ocho años, con su madre y hermano, Jean-Marie Le Clézio va a Nigeria al encuentro de su padre al que no conoce. Este ha tratado por todos los medios, pero sin lograrlo, de reunirse con su mujer a la que ama. El libro nos contará estos encuentros: con el padre extraño y con el mágico mundo africano.

Los primeros capítulos de este breve relato son estupendos: el descubrimiento de los cuerpos de los africanos que no ocultan su edad, ni sus olores; la libertad de internarse y correr por la selva, con sus pequeños habitantes: termitas, hormigas y escorpiones. Pero los recuerdos van perdiendo luz a medida que entramos en la vida del padre: al principio una fresca y hermosa historia de amor, que cierra el inicio de la guerra, con la separación forzada del matrimonio, que modifica su carácter, llenándolo de amargura y dureza.

Creo que Le Clezio ha escrito este libro para saldar una antigua deuda que tenía con su padre, y que lo ha hecho de manera honesta y brillante.

Lo he leído en francés (creo que hay una traducción al castellano) y le he puesto xxx3/4 y está a vuestra disposición.

Rafa    

viernes, 25 de mayo de 2012

Carlos Fuentes (1928-2012) La muerte de Artemio Cruz (1962)




No había leído nada del recientemente fallecido Carlos Fuentes y decidí leer esta famosa novela suya publicada en 1.962.

El obituario que publica The Economist por la reciente muerte de Fuentes nos muestra a un hombre cosmopolita, hijo de un diplomático mejicano, que desde la tierna edad de 11 años encuentra su vocación por la escritura. Amigo de los tres hispanoamericanos premiados con el Nobel, Garcia Márquez, Octavio Paz, y Vargas Llosa, él podría haber sido el cuarto, pues forma parte esencial de los inicios de la literatura hispanoamericana de los 60 y 70. Le dieron el Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras, entre otros premios y se quedó a las puertas del merecido Nobel.

La muerte de Artemio Cruz es un relato de su vida desde el lecho de muerte. El lector tiene que hacer un esfuerzo al principio para seguir la forma de expresarse y los saltos cronológicos de esta mente enferma y delirante. La vida de un hombre que ha llegado a ser rico y poderoso a través de “la violencia, el soborno, el chantaje, y la explotación de los trabajadores (Wikipedia)”  Una vez que se le va cogiendo el tranquilo el lector se encuentra cada vez más cómodo y puede disfrutar de un relato con una escritura moderna en su fondo y en su forma, recargada en algunos momentos, y contundente en muchos. 

Recomiendo a los lectores que se hagan con un diccionario de la lengua mejicana para entender el significado de algunas palabras. Yo he usado el “Diccionario breve de mexicanismos” de la Academia Mexicana de la Lengua:


Artemio nace de forma humilde en 1.889 y muere en 1.960 a los 71 años de edad. Ha peleado en la Revolución, ha traicionado, ha adquirido de manera poco noble su primera fortuna y  ha llegado al poder económico, político, y mediático. Amante de muchas mujeres y sin ningún amigo íntimo, se solaza en su éxito y en el poder que este le da.

He aquí un ejemplo de su forma de ser cuando interpela en su delirio a su mujer y a su hija de manera prepotente y macho:

Imagínense ante un tendero que no fía, cabronas, ante un desahucio de domicilio, ante un abogado chicanero, ante un médico estafador, imagínense en la pinche clase media, cabronas, haciendo cola, haciendo cola para comprar leche adulterada, pagar impuestos prediales, obtener audiencia, conseguir un préstamo, haciendo cola para soñar que pueden llegar más alto, envidiando el paso de la mujer y la hija de Artemio Cruz en su automóvil, envidiando una casa en las Lomas de Chapultepec, envidiando un abrigo de mink, un collar de esmeraldas, un viaje al extranjero, imagínense en un mundo sin mi orgullo y mi decisión, imagínense en un mundo en el que yo fuera virtuoso, en el que yo fuera humilde: hasta abajo, de donde salí, o hasta arriba, donde estoy: sólo allí, se los digo, hay dignidad, no en el medio, no en la envidia, la monotonía, las colas: todo o nada: ¿ conocen mi albur? ¿ lo entienden?: todo o nada, todo al negro o todo al rojo, con güevos, ¿ eh?, con güevos, jugándosela, rompiéndose la madre, exponiéndose a ser fusilado por los de arriba o por los de abajo; eso es ser hombre, como yo lo he sido, no como ustedes hubieran querido, hombre a medias, hombre de berrinchitos, hombre de gritos destemplados, hombre de burdeles y cantinas, macho de tarjeta postal, ¡ah, no, yo, no! yo no tuve que gritarles a ustedes, yo no tuve que emborracharme para asustarlas, yo no tuve que golpearlas para imponerme, yo no tuve que humillarme para rogarles su cariño: yo les di la riqueza sin esperar recompensa, cariño, comprensión y porque nada les exigí ustedes no han podido abandonarme, se han prendido a mi lujo, maldiciéndome como quizás no hubieran maldecido mi pobre sueldo envuelto en papel manila, pero obligadas a respetarrne como no hubieran respetado mi mediocridad, ah viejas ojetes, viejas presumidas, viejas impotentes que han  tenido todos los objetos de la riqueza y siguen teniendo la cabeza de la mediocridad,…


He leído la edición de Biblioteca Básica Salvat que no os recomiendo pues aprieta el relato en 205 páginas. La edición de Alfaguara lo hace en 360, que me parece más adecuado para una lectura cómoda.

Le pongo **** ¼

viernes, 18 de mayo de 2012

Leopoldo María Panero (1.948). Sobre la tumba del poema (2.011)



Dice Wikipedia lo siguiente sobre este hombre:

“Panero es el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le ha impedido ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999) e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos”

Panero es un poeta que no conocía. Me alegro de haberlo hecho a través de esta antología de poemas seleccionados escritos entre los años 2.000 a 2.008.

Un gran poeta cuya obra no puede separarse de su torturada vida. Drogadicto desde muy joven, ingresado en un manicomio por primera vez a los 19 años, viviendo actualmente en el de Las Palmas de Gran Canaria. Alcohólico, fumador empedernido, con varios intentos de suicidio, un hombre destrozado. Inteligente y sensible usa la poesía como un arma de afirmación personal, marca su territorio como diciendo “este soy yo”, casi como una terapia, como una fisioterapia que le hace sentirse vivo, que le mantiene vivo. Él mismo lo dice.

“EL poema es el único supuesto de que yo existo la única garantía de mi ser:
el único rezo por que el no ser no sea como el ser”

Otro ejemplo.

“NADA hay ya turbio
nada hay ya
parecido a la vida
ni un muslo de mujer, ya ni una duda
nada hay ya
sino el poema como un pus, como una ortiga
cercenando mi mano”

Siempre la palabra poema, casi en cada verso, en cada poesía, poema, poema, poema.

“COMO Nerval me ahorcaré en el poema
y tendré por guarida el Barco de Nunca Jamás
donde nunca más estará la vida
y su sucia herida, sino el emblema
torpe de una tortuga, símbolo del tiempo
y de Dios, como el elefante o el cangrejo
o el caracol: porque Dios
tiene abierta en mí su herida
y aunque sólo sea un viejo
sé aún balancearme de un lado a otro
como si viviera”

Panero se exalta a sí mismo en sus poemas, que son sus dioses particulares, y nunca mejor dicho lo de particulares, de su propiedad. ¿Quiere trascender?  Todo el que marca territorio quiere hacerlo aunque sepa que es inútil, y Panero probablemente lo sabe. Los poemas de esta antología ya son míos; y del que quiera leerlos.

Me ha gustado mucho. Le pongo **** 1/2

lunes, 14 de mayo de 2012

Hisham Matar(1.970). Historia de una desaparición (2.011)



El autor, de origen libio, nació en Nueva York donde su padre trabajaba en la delegación de Libia en la ONU. En un momento dado su padre cayó en desgracia y tuvo que dejar Libia para ir a vivir a El Cairo, donde Hisham estudió el bachiller. El autor estudió arquitectura en Inglaterra. En esa época su padre fue secuestrado y hoy en día no se sabe nada de su paradero.

La novela refleja una historia muy parecida, aunque el autor diga que no es autobiográfica. Contada en primera persona es la historia de un joven de 14 años, Nuri,  que pierde a su madre y se queda con su padre y con una sirvienta a vivir en El Cairo. El padre es un hombre que estuvo relacionado con la política y que tuvo que huir de su país. Viaja frecuentemente a Europa, aunque su hijo desconoce a qué se dedica. En unas vacaciones en Alejandria el padre se enamora de una joven egipcia que vive en Londres, Mona, con la que acaba casándose. Nuri se enamora de su joven madrastra y esta relación será una de las partes del relato. El padre al darse cuenta de la relación entre su esposa y su hijo envía a este a un internado a Inglaterra.

En unas vacaciones de Navidad en Suiza el padre es secuestrado y a partir de este momento el relato discurre por los sentimientos de Nuri respecto a su padre, a su madrastra y hacia sí mismo. El peso del recuerdo de su padre y de su desaparición cubren la última parte del relato.

Hisham Matar había tenido mucho éxito con su novela "Solo en el mundo" escrita en 2.006 y seleccionada para el Booker Prize, entre otros galardones, cuyo argumento es casi el mismo. 

Escrito con corrección y bien traducido en ningún momento se pierde el hilo de la historia, lo que es de agradecer en estos tiempos. Sin embargo no me ha llegado a impresionar. Quizás esperaba algo más cálido de un autor de origen árabe. Se lee de una sentada (220 páginas)

Le pongo *** 

jueves, 10 de mayo de 2012

Charles Dickens (1.812-1.870). Grandes esperanzas (1.861)

Caricatura de Charles Dickens

Rafa, gracias por recomendar esta entre las novelas de Dickens del que no había leído nada aunque sí recordaba las versiones cinematográficas y teatrales de muchas de sus obras. Recuerdo con verdadero cariño Scrooge, adaptación de Cuentos de Navidad. "Soy el espíritu de las navidades pasadas"

Martita Hunt como Havisham, y John Mills como Pit. Año 1.946
Tienes razón al recordar que Dickens tiene un arte especial al diseñar algunos personajes secundarios. En “Grandes Esperanzas” hay dos que me han llamado la atención, la señorita Havisham, que parece salida de un cuento fantástico, y el abogado Jaggers. Este último es una obra de arte. Su postura frente a los convictos y frente a la sociedad en general es un paradigma de la seriedad y la determinación en los actos que requiere su profesión.

Otra cosa que mencionabas era que Dickens publicaba sus obras en capítulos que iban apareciendo en los periódicos. Esta no es una excepción y se publicaba semanalmente. Supongo que mucha gente estaría deseando que saliese el siguiente capítulo pues durante la lectura se da uno cuenta de que efectivamente el relato pasa por situaciones tipo: “¿Conseguirá nuestro protagonista llegar a tiempo para evitar…?” Se me ocurre que sería un guión estupendo para una serie de televisión, en las que los ingleses son maestros.

He visualizado continuamente el relato, quizás por el arte de Dickens y quizás también porque haya visto alguna de las versiones cinematográficas. Escrita con maestría tengo la sensación de que el tiempo le ha quitado un poco de brillo. He tenido dificultades al principio en adaptarme a unas situaciones un poco extrañas para mí, un bilbaíno que solo conoce la época victoriana de oídas; y de leídas.

Digna de ser leída le pongo ****