El autor, que recibió el premio Nobel de Literatura en el 2008, y
gracias a Diego disfrutamos de su discurso de recepción, nació en Niza al principio
de la Segunda Guerra
Mundial, mientras su padre, médico inglés, estaba ausente en Nigeria como
cirujano del Ejército Británico. Le enseñan a leer y le educan su madre, que se
oculta de la Gestapo ,
y su abuela.
Con ocho años, con su madre y hermano, Jean-Marie Le Clézio va a Nigeria al encuentro de su padre al que no conoce.
Este ha tratado por todos los medios, pero sin lograrlo, de reunirse con su
mujer a la que ama. El libro nos contará estos encuentros: con el padre extraño
y con el mágico mundo africano.
Los primeros capítulos de este breve
relato son estupendos: el descubrimiento de los cuerpos de los africanos que no
ocultan su edad, ni sus olores; la libertad de internarse y correr por la
selva, con sus pequeños habitantes: termitas, hormigas y escorpiones. Pero los
recuerdos van perdiendo luz a medida que entramos en la vida del padre: al
principio una fresca y hermosa historia de amor, que cierra el inicio de la guerra,
con la separación forzada del matrimonio, que modifica su carácter, llenándolo
de amargura y dureza.
Creo que Le Clezio ha escrito este libro
para saldar una antigua deuda que tenía con su padre, y que lo ha hecho de
manera honesta y brillante.
Lo he leído en francés (creo que hay una
traducción al castellano) y le he puesto xxx3/4 y está a vuestra disposición.
Rafa
1 comentario:
Cuando le dieron el Premio Nobel en 2.008 leí una novela de Le Clézio que no me gustó. De hecho no escribí una crónica de la misma, costumbre que tengo desde hace unos años.
Me dice Chichita que está leyendo en francés una novela "sobrecogedora" que espero leer para hacer luego una entrada mixta con sus comentarios y los míos.
Las chicas son un poco reticentes a escribir, o a dar su opinión, o a ambas cosas. Será por asuntos de la idiosincrasia, una señora muy caprichosa.
Publicar un comentario