viernes, 18 de mayo de 2012

Leopoldo María Panero (1.948). Sobre la tumba del poema (2.011)



Dice Wikipedia lo siguiente sobre este hombre:

“Panero es el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le ha impedido ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999) e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos”

Panero es un poeta que no conocía. Me alegro de haberlo hecho a través de esta antología de poemas seleccionados escritos entre los años 2.000 a 2.008.

Un gran poeta cuya obra no puede separarse de su torturada vida. Drogadicto desde muy joven, ingresado en un manicomio por primera vez a los 19 años, viviendo actualmente en el de Las Palmas de Gran Canaria. Alcohólico, fumador empedernido, con varios intentos de suicidio, un hombre destrozado. Inteligente y sensible usa la poesía como un arma de afirmación personal, marca su territorio como diciendo “este soy yo”, casi como una terapia, como una fisioterapia que le hace sentirse vivo, que le mantiene vivo. Él mismo lo dice.

“EL poema es el único supuesto de que yo existo la única garantía de mi ser:
el único rezo por que el no ser no sea como el ser”

Otro ejemplo.

“NADA hay ya turbio
nada hay ya
parecido a la vida
ni un muslo de mujer, ya ni una duda
nada hay ya
sino el poema como un pus, como una ortiga
cercenando mi mano”

Siempre la palabra poema, casi en cada verso, en cada poesía, poema, poema, poema.

“COMO Nerval me ahorcaré en el poema
y tendré por guarida el Barco de Nunca Jamás
donde nunca más estará la vida
y su sucia herida, sino el emblema
torpe de una tortuga, símbolo del tiempo
y de Dios, como el elefante o el cangrejo
o el caracol: porque Dios
tiene abierta en mí su herida
y aunque sólo sea un viejo
sé aún balancearme de un lado a otro
como si viviera”

Panero se exalta a sí mismo en sus poemas, que son sus dioses particulares, y nunca mejor dicho lo de particulares, de su propiedad. ¿Quiere trascender?  Todo el que marca territorio quiere hacerlo aunque sepa que es inútil, y Panero probablemente lo sabe. Los poemas de esta antología ya son míos; y del que quiera leerlos.

Me ha gustado mucho. Le pongo **** 1/2

1 comentario:

Rafa dijo...

Recuerdo "El desencanto" de Jaime Chavarri en la que los Panero, incluido Leopoldo, desnudaban su espíritu y nos deslumbraban.
Tengo muchísimo interés en leer este libro y agradezco tu recomendación.
Un abrazo
Rafa