Mientras sigo con Lucrecio y Teilhard de Chardin buscando entre la niebla, distraigo y alegro mi mente con la lectura de esta joya escrita por Alberti a sus 22 años y que consiguió el Premio Nacional de Literatura 1925.
Este librito tiene lo que se conoce como gracia, y sin duda
la tenía en el año 1.925 cuando le concedieron el Premio Nacional de
Literatura. El tiempo quizás le trate mal, y si ya escasean los
lectores y amantes de la poesía, me temo que solo los amantes de la sencillez y
la gracia lo leerán. ¡Qué le vamos a hacer!
A mí me sigue gustando. Os copio aquí dos poemas sencillos y llenos de gracia que me
encantan. Tiene también una serie de poemas a la Virgen del Carmen preciosos, sobre todo para los
que se sientan marineros.
Compruebo que ya hice una entrada en su día.
Compruebo que ya hice una entrada en su día.
SIEMPRE QUE SUEÑO LAS PLAYAS
Siempre que sueño las playas
las sueño solas, mi vida.
...Acaso algún marinero...
quizás alguna velilla
de algún remoto velero.
SALINERO
Y ya estarán los esteros
rezumando azul de mar.
¡Dejádme ser, salineros,
granito del salinar!
¡Qué bien, a la madrugada,
correr en las vagonetas
llenas de nieve salada
hacia las blancas casetas!
Dejo de ser marinero,
madre, por ser salinero.
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