Esta
vez tenemos a un McEwan sentimental y jovial con el relato en primera persona
de las aventuras y desventuras de Serena Frome en la Inglaterra de los
setenta.
Serena es una guapa moza, enamoradiza y de buen conformar, lectora entusiasta de
novelas que acaban bien, aunque las primeras líneas con que se inicia ésta
parecen decir lo contrario:
Me llamo Serena Frome y hace casi cuarenta
años me encomendaron una misión secreta del Servicio de Seguridad británico. No
salí indemne. Me despidieron dieciocho meses después de mi ingreso, tras
haberme deshonrado yo y haber arruinado a mi amante, aunque sin duda él
colaboró en su perdición.
El
libro es un homenaje al lector, a los libros, principalmente novelas, a los
escritores y a la creación literaria.
He dicho que leía rápido…Podía
engullir de un bocado visual un trozo de texto o un párrafo entero. Era
cuestión dejar que los ojos y el cerebro se ablandasen como cera para que la
página se me quedara grabada. A la gente que estaba a mi lado le irritaba que
pasara de página cada pocos segundos con un chasquido impaciente de la muñeca.
Mis necesidades eran simples. No me rompía mucho la cabeza con temas o
expresiones acertadas y me saltaba hermosas descripciones del clima, paisajes o
interiores. Quería personajes creíbles y quería que me despertasen la
curiosidad sobre las cosas que les sucedían. Prefería, en general, la gente que
se enamoraba o desenamoraba, pero tampoco me importaba si probaban a ocuparse
de otra cosa.
Serena
entra en el mundo de los espías del MI5 o MI6 tan extraño e inestable entonces
como en estos días, y en el de los novelistas, asimismo, tan inestable y extraño
como el otro.
…experimenté de nuevo la vaga
añoranza y la frustración nacidas de la idea de que estaba viviendo una vida
equivocada. Yo no la había elegido. Todo lo había determinado el azar.
McEwan, vuelve a jugar con
el narrador, como ya hizo en Expiación,
y nos sorprende y encanta con esta excelente novela.
Le
he puesto XXXX y está a vuestra disposición
Rafa