viernes, 17 de octubre de 2014

La fiesta de la insignificancia (2014) de Milan Kundera (1929)


Han pasado cinco años desde la publicación de su último libro: Un encuentro (2009), ensayo de Kundera sobre pintura, música y literatura en el que nos contagia su entusiasmo por las obras comentadas, como ya lo había hecho en: El arte de la novela (1986); Los testamentos traicionados (1993) y El telón (2005).
Kundera defiende la veta abierta en la novela por Rabelais, Cervantes, Sterne y Diderot  En los libros mencionados es un tema recurrente, como lo es también en la entrevista que le hizo Philip Roth en 1980:

Rabelais es el escritor que yo más quiero entre todos los escritores. Diderot, Jaques el fatalista, me gusta tanto como Lawrence Sterne. Son los mayores experimentos en forma de novela que se han hecho nunca. Y son experimentos, por así decirlo, divertidos, gozosos, llenos de alegría; algo que hoy en día ya no existe en la literatura francesa y sin lo cual todo pierde significación, en el campo del arte. Sterne y Diderot conciben la novela como un gran juego. Descubrieron el humor de la forma novelística. Cuando oigo esas eruditas exposiciones donde se explica que la novela ha agotado sus posibilidades, me doy cuenta de que pienso exactamente lo contrario……..

La sabiduría de la novela procede de tener una pregunta para todo. Cuando Don Quijote sale al mundo, este se convierte en un misterio puesto ante sus ojos. Tal es el legado de la primera novela europea a toda la historia de la novela que vino después. El novelista enseña al lector a aprehender el mundo como pregunta. Hay sabiduría y tolerancia en esta actitud. En un mundo edificado sobre verdades sacrosantas, la novela está muerta. El mundo totalitario, básese en Marx, en el Islam, o en cualquier otro fundamento, es un mundo de respuestas en vez de preguntas. En el que no tiene cabida la novela. En todo caso, me parece a mí que hoy en día, en el mundo entero, la gente prefiere juzgar a comprender, contestar a preguntar. Así, la voz de la novela apenas puede oírse en el estrépito necio de las certezas humanas. (El oficio: un escritor. Sus colegas y sus obras. Phiñip Roth. Seix Barral 2003 (Traducción Ramón Buenaventura)

Su nueva novela, la décima desde la excelente La broma (1967), y las también estupendas: La insoportable levedad del ser (1984), La inmortalidad (1989) y La ignorancia (2000), es breve, libre y llena de humor y frescura que creo sintoniza con el juego de los viejos maestros. Las disquisiciones eróticas acerca del ombligo. La anécdota de Stalin sobre la caza de las veinticuatro perdices. El rebautismo de Königsberg en Kaliningrado. El extraño idioma inventado por Calibán para mantener su independencia. Son bromas divertidas y gozosas con las que el veterano escritor nos da una lección de fluidez narrativa rara vez disfrutada.

Le pongo XXXX, y está a vuestra disposición.  

Rafa

1 comentario:

Diego dijo...

Rafa, traes a colación a uno de los autores míticos de la segunda mitad del siglo XX a quien tuvimos la suerte de leer gracias a las ediciones tempranas en castellano.

Para mí fue un descubrimiento pues, no habiendo leído muchas novelas, me pareció un novelista-ensayista con mucha personalidad.

Me queda en la biblioteca "La insoportable levedad del ser" que pienso releer. A ver qué me parece.

Gracias por incluir a este autor en nuestro blog. Un autor imprescindible, según mi buen saber y entender.

Un abrazo.
Diego.