No había leído nada del recientemente fallecido Carlos Fuentes y decidí leer esta
famosa novela suya publicada en 1.962.
El obituario que publica The Economist por la reciente muerte de Fuentes nos muestra a un hombre cosmopolita, hijo de un diplomático
mejicano, que desde la tierna edad de 11 años encuentra su vocación por la
escritura. Amigo de los tres hispanoamericanos premiados con el Nobel, Garcia Márquez, Octavio Paz, y
Vargas Llosa, él podría haber sido el cuarto, pues forma parte esencial de
los inicios de la literatura hispanoamericana de los 60 y 70. Le dieron el Cervantes y el Príncipe de Asturias de las
Letras, entre otros premios y se quedó a las puertas del merecido Nobel.
La muerte de Artemio
Cruz es un relato de su vida desde el lecho de muerte. El lector tiene que
hacer un esfuerzo al principio para seguir la forma de expresarse y los saltos cronológicos
de esta mente enferma y delirante. La vida de un hombre que ha llegado a ser rico
y poderoso a través de “la violencia, el soborno, el chantaje, y la explotación de los
trabajadores (Wikipedia)” Una
vez que se le va cogiendo el tranquilo el lector se encuentra cada vez más
cómodo y puede disfrutar de un relato con una escritura moderna en su fondo y
en su forma, recargada en algunos momentos, y contundente en muchos.
Recomiendo a
los lectores que se hagan con un diccionario de la lengua mejicana para
entender el significado de algunas palabras. Yo he usado el “Diccionario breve de mexicanismos” de la Academia Mexicana
de la Lengua :
Artemio nace de
forma humilde en 1.889 y muere en 1.960 a los 71 años de edad. Ha peleado en la Revolución , ha traicionado, ha adquirido de manera poco noble su primera fortuna y ha llegado al
poder económico, político, y mediático. Amante de muchas mujeres y sin ningún
amigo íntimo, se solaza en su éxito y en el poder que este le da.
He aquí un ejemplo de su forma de ser cuando interpela en su delirio a su
mujer y a su hija de manera prepotente y macho:
Imagínense ante un tendero que no fía,
cabronas, ante un desahucio de domicilio, ante un abogado chicanero, ante un
médico estafador, imagínense en la pinche clase media, cabronas, haciendo cola,
haciendo cola para comprar leche adulterada, pagar impuestos prediales, obtener
audiencia, conseguir un préstamo, haciendo cola para soñar que pueden llegar
más alto, envidiando el paso de la mujer y la hija de Artemio Cruz en su
automóvil, envidiando una casa en las Lomas de Chapultepec, envidiando un
abrigo de mink, un collar de esmeraldas, un viaje al extranjero, imagínense en
un mundo sin mi orgullo y mi decisión, imagínense en un mundo en el que yo
fuera virtuoso, en el que yo fuera humilde: hasta abajo, de donde salí, o hasta
arriba, donde estoy: sólo allí, se los digo, hay dignidad, no en el medio, no
en la envidia, la monotonía, las colas: todo o nada: ¿ conocen mi albur? ¿ lo
entienden?: todo o nada, todo al negro o todo al rojo, con güevos, ¿ eh?, con
güevos, jugándosela, rompiéndose la madre, exponiéndose a ser fusilado por los
de arriba o por los de abajo; eso es ser hombre, como yo lo he sido, no como
ustedes hubieran querido, hombre a medias, hombre de berrinchitos, hombre de
gritos destemplados, hombre de burdeles y cantinas, macho de tarjeta postal, ¡ah,
no, yo, no! yo no tuve que gritarles a ustedes, yo no tuve que emborracharme
para asustarlas, yo no tuve que golpearlas para imponerme, yo no tuve que
humillarme para rogarles su cariño: yo les di la riqueza sin esperar recompensa,
cariño, comprensión y porque nada les exigí ustedes no han podido abandonarme,
se han prendido a mi lujo, maldiciéndome como quizás no hubieran maldecido mi
pobre sueldo envuelto en papel manila, pero obligadas a respetarrne como no
hubieran respetado mi mediocridad, ah viejas ojetes, viejas presumidas, viejas impotentes
que han tenido todos los objetos de la
riqueza y siguen teniendo la cabeza de la mediocridad,…
He leído la edición de Biblioteca
Básica Salvat que no os recomiendo pues aprieta el relato en 205 páginas.
La edición de Alfaguara lo hace en
360, que me parece más adecuado para una lectura cómoda.
Le pongo **** ¼
1 comentario:
Es una pena que a tu estupenda entrada haga este pobre comentario, pero la verdad es que no he tenido mucha suerte con Carlos Fuentes y este, su famoso libro, que leí en 1969, en la edición de bolsillo de Fondo de Cultura Popular de México, también con letra pequeña, le puse sólo "bien"(equivale a xxx1/2).
En la biblioteca tengo:
"Las buenas conciencias"(1959), que no recuerdo nada.
"Cambio de piel"(1967), premio Biblioteca Breve, a la espera de ser leído algún día.
"Los años de Laura Díaz"(1999), que me entretuvo mucho y le puse xxxx.
Un abrazo
Rafa
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