Un libro muy curioso por su forma y por su fondo cuya lectura me ha resultado muy interesante. Desde
luego me ha influido el conocer a Alejandro, aunque sea superficialmente. Este
hecho me ha aportado el morbo de leer y seguir leyendo sus diarios para saber qué contaba y
hasta dónde iba a llegar en sus confidencias.
El resultado es que he conocido a Alejandro en su intimidad, sus aficiones, su familia, y sus amistades,
y también a la sociedad en la que le tocó vivir en
aquellos años de transición social y política en Neguri, Marquina, Bilbao,
Vizcaya, España, y en el mundo en general y que él comenta de manera natural y
explícita, sin morbo. Su forma de escribir es franca con algunos tintes de esnobismo.
Es un acierto llamar al libro “Diarios de una transición
1.977-1.980”
aunque quizás debería haberlo titulado “Diarios de dos transiciones” pues
Alejandro nos cuenta su evolución personal en estos años tan críticos para él
pues tiene que cambiar de la forma de vivir, la de un hombre rico que nunca se
ha preocupado del dinero, un hombre que sigue viviendo con sus padres a los 34
años de edad, un hombre que gasta su tiempo en sus aficiones a la música, al
bridge, a sus viajes, a la lectura, a sus amistades, la de un hombre que ve que se está
quedando sin dinero, que va a tener que trabajar, y que la sociedad en la que
vivió despreocupado en un régimen político en el que su clase era la
privilegiada ha cambiado y su grupo social está hundiéndose sin entender lo
que le está pasando y sin querer aceptarlo. Además tiene problemas de índole personal y decide psicoanalizarse. Él se va dando cuenta de la
situación general y de la suya personal y en cierto modo su “huída” a Lausanne es una liberación.
El prólogo de Pedro Ybarra describe con crudeza el
cambio que representó la muerte de Franco y la llegada de la democracia y de
la ETA a Neguri.
Considera que el que la sociedad de Neguri no hiciera nada para ayudar a la
familia de Javier Ybarra cuando este fue secuestrado fue un síntoma
de su decadencia y hundimiento.
Resumiendo, un libro que tiene mucho más contenido del que pudiera parecer y que os recomiendo aunque no conozcáis ni a las personas ni a los lugares; es lo de menos. ¡Además Alejandro es un fan de las Mitford!
2 comentarios:
También me ha gustado mucho este diario, cuyo dramatismo soterrado
trasciende la aparente monotonía y frivolidad del día a día.
Rafa
Yo también he disfrutado mucho leyendo estos diarios. Me ha parecido fántastico el prologo de Pedro Ibarra, para mí, dá en el clavo con su visión de aquella sociedad.
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