lunes, 6 de julio de 2015

Memorias de Adriano. (1.951) Marguerite Yourcenar (1.903-1.987)


Una joya de la literatura universal y la obra más importante de su autora quién estuvo trabajando en la misma durante muchos años hasta su publicación en Francia en 1.951. La obra, una novela histórico-filosófica, tuvo un éxito inmediato, no solo entre los aficionados a la novela histórica y al clasicismo, sino entre los lectores en general, y fue traducida al castellano por Julio Cortázar. Su publicación en España por la editorial Edhasa tuvo lugar en 1.982 y fue uno de los éxitos de la Feria del Libro de Madrid.

La he leído de nuevo para comprobar si seguía teniendo el atractivo que tuvo para mí y así ha sido.

El Emperador Adriano, ya envejecido, escribe una epístola a su nieto adoptivo Marco Aurelio a quién nombrará heredero del Imperio por  intermedio de Antonino Pío, y le cuenta su vida, sus guerras, su objetivo de pacificar el imperio, su forma de alcanzar el poder y de mantenerlo, sus viajes, sus obras, su idea sobre los hombres, del arte, de la poesía, su filosofía, sus amores, sobre todo el que tuvo por el joven bitinio Antinoo a quien adoró locamente, la muerte de este, su decisión de dejar heredero a Antonino Pío y después  a Marco Aurelio, sus dolores, su agonía y finalmente su muerte.

La novela es densa en su forma y en su contenido y no viene mal tener a mano Wikipedia u otra enciclopedia para aclarar conceptos, personajes, tribus, y lugares. Yourcenar hizo un gran trabajo de recopilación, mucho estudio del personaje y de su tiempo, y mucha inteligencia y delicadeza en su lenguaje. Un libro para leerlo sin prisa y con interés.

Nos dice Yourcenar en las notas al final del libro:

“Si decidí escribir estas “Memorias de Adriano” en primera persona, fue para evitar en lo posible cualquier intermediario incluida yo misma. Adriano podría hablar con más firmeza y más sutileza que yo”

Este lector no ha tenido en cuenta que Adriano usó a Margueritte Yourcenar para que escribiera sus pensamientos y sus reflexiones, Yourcenar ha tenido la habilidad de transportarme a ellos.

Y también:

“No perder nunca de vista el diagrama de una vida humana, que no se compone, de una horizontal y de dos verticales, sino más bien de tres líneas sinuosas, perdidas hacia el infinito, constantemente próximas y divergentes, lo que un hombre ha creído ser, lo que ha querido ser, y lo que fue”

El libro empieza con estos versos de Adriano:

“Animula, vagula, blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca     
Pallidula, rigida, nudula,                 
Nec, ut soles, dabis iocos…”

“Mínima alma mía, tierna y flotante
huésped y compañera de mi cuerpo
 descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos,
donde habrás de renunciar a los juegos de antaño”

Una obra maestra, muy trabajada, y muy sólida. Una lectura gratificante.

3 comentarios:

Peter dijo...

Recuerdo que hace mucho cuando todavía no me había emancipado tuve la osadía de coger este libro de la estantería. Estaba en un buen momento de forma porque en aquellos tiempos iba en metro a la universidad y lo mismo leía a Homero que a Cervantes o a Tolstoi. No pase de la tercera página, me pareció de una densidad intransitable. Algún día tendré que volver a intentarlo porque seguramente el libro está esperando a que madure lo suficiente.

Diego dijo...

Tienes razón en tu valoración sobre la densidad del libro. La "medium" Yourcenar nos traduce los pensamientos de un señor que, por lo que aparenta con dichos pensamientos, es que no solo era un político de primera sino que además era un intelectual como pocos. Después de él solo vino su nieto Marco Aurelio y luego muy pocos intelectuales de nivel hasta que pasaron muchos años.

No creo que sea un problema de madurez, mucho menos en tu caso, creo que hay que tomárselo con mucha calma.

Un abrazo.
Diego.

Rafa dijo...

Gracias Diego por tus comentarios a estas Memorias de Adriano, que me animan a retomar de la biblioteca y volver a leer y con seguridad entrar en un mundo distinto al que disfruté hace treinta y cinco años.
Un abrazo
Rafa