Me regala este libro mi amiga Cristina a quien agradezco que
me haya dado la oportunidad de conocer a este hombre y de repasar los
acontecimientos de aquellos tiempos.
Gran éxito editorial en Francia con los siguientes premios,
Premio Fémina, Premio FNAC, y Prix des Prix 2.012. No es de extrañar pues el
libro es muy francés y nos cuenta la vida de Alexandre Yersin
(1.863-1.943), un científico suizo asimilado a Francia por su vinculación con
el genio Pasteur y sus colegas que en aquellos momentos estaban revolucionando
la medicina y la ciencia destruyendo las viejas creencias y curando
enfermedades tan devastadoras como la difteria, la rabia, la peste, el cólera,
etc.
Yersin es conocido en el mundo científico y médico por el
descubrimiento del virus de la peste, “Yersinia pestis”, y de la forma de curarla. Sólo por esto ya debería de estar en los altares de la ciencia. No
obstante, Yersin vive en la época de los últimos aventureros y descubridores y
su ídolo es Livingstone, el de “Doctor Livingstone I presume”, y se embarca
como médico de un mercante para ir a Indochina donde se encontrará a gusto en
la naturaleza primitiva y entre los educados indochinos que acabarán por echar
de la colonia no solo a los franceses, sino a los ingleses y a los americanos.
Yersin es un hombre raro, solitario, e inquieto que, como
digo, encuentra la paz en Indochina donde, además de estar solo, puede
satisfacer sus inquietudes en campos tan dispares como la agricultura, la
ingeniería, los descubrimientos, la antropología, la construcción, sin dejar de
lado la iniciativa privada que le acabará enriqueciendo en la producción y
venta de vacunas de la peste, del caucho, de la quinina, y otros. Una vida
distinta de la que podía haber tenido en París a la sombra del Instituto
Pasteur.
El autor dice al final del relato: Se podría escribir una Vida de Yersin como una vida de santo. Un anacoreta retirado al fondo de un chalet en la jungla fría, reacio a toda obligación social, una vida de eremita, de oso, de salvaje, un genio original, un auténtico extravagante.
El autor dice al final del relato: Se podría escribir una Vida de Yersin como una vida de santo. Un anacoreta retirado al fondo de un chalet en la jungla fría, reacio a toda obligación social, una vida de eremita, de oso, de salvaje, un genio original, un auténtico extravagante.
¿Una biografía? Más bien el autor usa a Yersin para hablar
de aquellos tiempos vistos desde la Francia investigadora, colonial, y guerrera
(Franco-Prusiana, 1ª y 2ª Guerra Mundial, y comienzo de la de Indochina)
Le pongo ***
1 comentario:
El libro se sigue bien, pero, quizá, contagiado del carácter introvertido de su personaje no se abre y no llega a entusiasmar.
Le puse una nota algo mejor que la tuya ***1/2
Un abrazo
Rafa
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